Así como
Medusa
fue bendecida por Atenea
para cuidarla de los hombres necios sin razón,
y la Coatlicue se contonea
con su falda siseante de mujer venenosa,
yo entierro mis serpientes en el suelo
para que ablanden la tierra
y formen
redes
que me contengan al momento de caer
y me cuiden del veneno que produce
plantarme
en la árida y desértica
Ciudad Juárez.